Hasta el 5 de marzo, durante diez sábados seguidos el Corsódromo se llenará de plumas y movimientos de caderas. Entremujeres estuvo en el backstage y te cuenta todo.
Lentejuelas, purpurina y brillos por doquier. Calor, poca ropa y cuerpos esculturales. Batucada, música y ritmos que invitan a bailar. Empezó el Carnaval de Gualeguaychú y todo es fiesta.
En la semioscuridad de un predio lleno de grúas y carrozas, una banda con mayoría de percusionistas ensaya la canción que tocará en minutos sobre la pasarela. Algunos bailarines los rodean mientras se mueven al ritmo de la música y un par de curiosos les sacan fotos. Vienen, van, se saludan. “La mayoría de los integrantes de las comparsas somos todos de acá, de Gualeguaychú”, dice un muchacho fornido. “El Carnaval es la máxima diversión a cielo abierto, lo vivís”, se entusiasma el veinteañero que, desde hace ocho años, dedica sus sábados estivales a mover el esqueleto frente a miles de personas.
Él y otros mil artistas coparán la escena del Carnaval del País, uno de los más importantes del mundo. Este año la fiesta sopla 30 velitas, porque fue en 1981 cuando compitieron por primera vez las cinco comparsas que hoy integran el espectáculo. Al principio se hizo en las calles y, desde 1997, en el Corsódromo, un escenario al aire libre de 510 metros de largo.
En los entretelones, unas veinte bailarinas ensayan su coreografía una y otra vez, frente a la mirada atenta de María Victoria Bachini, participante de la comparsa Ara Yevi y Reina del Carnaval 2010. “Para mí es una mezcla de emociones: cuando era chiquita mi mamá salió Reina, por eso siempre estuvimos metidas. Los que participamos hacemos todo con el corazón, tanto los que vienen de afuera como los que son de Gualeguaychú. Lo sentimos con mucha energía”, cuenta.
Como Reina, ella representa a las cinco comparsas y está encargada de abrir el espectáculo, junto a una banda musical, bailarines y participantes del público que se animan a festejar bailando, “carnabailando”. En esa presentación también se hará un lugar para decir “no a las papeleras”: chicas con remera verde mostrarán una pancarta con la inscripción “No hay nada terminado, la lucha sigue, fuera Botnia”, firmado “Gualeguaychú de pie”.
Un par de hombres arrastran un perchero gigante de donde cuelgan los espaldares que usarán los bailarines (algunos alcanzan los 80 kilos). Todos los atuendos brillan, deslumbran. Colores llamativos y temáticas originales conforman una combinación perfecta. Una chica describe su vestuario: “corpiño, caireles, mandil, guantes y tobilleras”. ¿Qué? Despacio: los caireles son como “collares” movedizos que cuelgan de un “cinturón” (mandil) que se usa sobre la cadera. También van sobre los corpiños o pezoneras y tienen diversos largos. Los varones se ponen artículos similares, un slip bordado y, muchas veces, una pechera. Todos pasan por maquillaje, un punto fundamental que requiere de extensos preparativos cada sábado. Purpurina de los pies a la cabeza y tonos estridentes para el rostro, características obligadas de cualquier bailarín.
El Carnaval se mira bailando
El Corsódromo se revoluciona con la llegada de la primera de las tres comparsas que participan este año, Ara Yevi (“tiempo de diversión”, en guaraní). Durante casi una hora y media, 320 personas representan el argumento 2011 de la comparsa: “¡Talán Talán! A clases que es Carnaval”. El vestuario, las carrozas, la coreografía y toda la puesta en escena siempre se construyen alrededor de un tema que, en este caso, son las materias del colegio. Escuadras, números e instrumentos musicales se intercalan con plumas y un Albert Einstein gigante. Alejandro personifica al ayudante de un científico loco. Con un atuendo blanco y un cabello electrizado y totalmente canoso cuenta que la idea es “mostrar la búsqueda de la fórmula perfecta. Mi personaje se manda muchas macanas pero, justamente, del error sale la perfección: la Reina, la belleza”.
Con carrozas imponentes y de gran altura, Kamarr (“luna”, en árabe) es la segunda comparsa que inunda de alegría al escenario. “¡Bravo Kamarr!... Teatro en Carnaval” es el tema elegido para este año para representar todo lo que genera el teatro, pasando por la alegría, el miedo o la tristeza. Presentada por el club Sirio-Libanés, se enfrenta al desafío de conquistar por primera vez la corona.
La gran ganadora de estos últimos años, Marí-Marí (“buen día”, en mapuche), cierra la noche de carnaval con una representación tenebrosa y mágica. Las pesadillas se hacen presentes y el espectáculo se llena de esqueletos con plumas, zombies verdes, señoras disfrazadas de arañas pollito, bichos con muchas patas y aguijones puntiagudos. La música y las carrozas también despliegan misterio: castillos tenebrosos y dragones son responsables del temor de un chico con pijamas que recorre el corsódromo tratando de escapar de sus propios miedos.
Y siga, siga el baile
El baile sigue más allá del jurado (que puntúa noche a noche el despliegue de cada comparsa) y del público. Al final, después de sus pasadas, los bailarines bailan, se mueven con la música. Algunos, mientras esperan en lo alto de las carrozas ser bajados con grúas, aún siguen moviéndose. Otros, cansados, se sientan en los costados y miran cómo los asistentes hacen malabares para sacarles el traje a aquellos que no pueden hacerlo por la dimensión del mismo.
Mientras un compañero del científico loco se queja por el sonido, un bailarín en cuero intenta robarle un beso a una chica vestida íntegramente de rosa chicle y una señora de 68 años se acerca, eufórica, bailando. Un hombre la aplaude y dice a quien quiera escucharlo “¡es la fundadora del Carnaval!”. Se trata de María Elena Taibo de Dacal, profesora de baile que hace 33 años colaboró con la comparsa Acorad y en 1980 introdujo a la comparsa Ará Yevi al carnaval. “El baile me da salud y es una inyección de alegría”, dice sonriente. Un chico la desafía: “¡mirá que ahora nos vamos al boliche!”. Porque el baile sigue, la fiesta continúa, mientras se espera otra noche de verano para volver a bailar y dejar todo.
Por Sabrina Díaz Virzi y Vanesa López
GENTILEZA DE ENTREMUJERES.COM
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