domingo, 27 de febrero de 2011

El Carnaval del país cerró un febrero exitoso y entra en su recta final

La última noche del Carnaval del país también fue un éxito. Unas 25 mil personas colmaron buena parte del Corsódromo y vibraron al paso de cada comparsa. Marí Marí, Ara yeví y Kamarr brindaron un buen espectáculo y ahora entrarán en la recta final, con las dos últimas noches que irán el sábado y el lunes de feriado de carnaval, con apenas un día de descanso. Al parecer, el viernes siguiente –y no el primer martes posterior al cierre, como venía ocurriendo- se abrirán los sobres en el Concejo Deliberante de Gualeguaychú y se develará qué club es el ganador de la edición 2011. Los cálculos indican que el ganador se alzará con cerca de 3 millones de pesos.

(desde Gualeguaychú, para ANALISIS DIGITAL)

Los carnavaleros de Gualeguaychú finalizaron anoche el periplo del mes de febrero y se deben preparar para el último fin de semana, que tendrá jornada doble y sin dudas promete un final palmo a palmo. La puja entre Marí Marí y Ara yeví, fundamentalmente, se siente en cada rincón del Corsódromo y hasta por historia, con 30 años de competencia, la comparsa Kamarr se encuentra en otro escalón, aunque pocos lo quieran reconocer , y más allá del esfuerzo, la faz creativa (en carrozas tiene un alto nivel) y la pasión que los integrantes de la Sociedad Sirio Libanés demostraron cada noche. Todo indica que la definición será entre la última campeona y la gente de Central Entrerriana, que pretende retomar el título que se le viene negando.

La faz final no será fácil. Es una jornada doble -como nunca ocurrió en la última década-, donde solamente habrá un día y algo más de descanso. El sábado y el lunes feriado que vienen será una definición para alquilar balcones. Esa puja se volvió a vivir anoche en que una siguió a la otra. Arrancó Marí Marí pasadas las 23.10 y el público la ovacionó de pié en casi todo el Corsódromo. La demora fue en razón del incesante ingreso de público, que hizo largas colas en casi todos los accesos. A esa hora, el Corsódromo tenía casi un 75 por ciento de su ocupación. Entre los invitados, cómodamente sentados en primera fila -con una custodia a escasos metros, casi imperceptible-, se encontraban los embajadores de Malasia, Yaacob Zulkifli, y de Pakistán, Noela Chohan, quienes disfrutaron y se cansaron de tomar imágenes y videos al paso de cada comparsa. A unos 20 metros se encontraba el jefe de Policía, Héctor Massuh y en un palco de en frente, como cada noche, el senador nacional Pedro Guillermo Guastavino (PJ-Entre Ríos), para apoyar el paso de la hija de su mujer en Marí Marí.

Era la noche ideal, había un 80 por ciento de jóvenes como espectadores en el circuito y Marí Marí -que tiene chapa de comparsa ganadora fuera del territorio entrerriano- supo utilizar esa pasión que genera el hecho de salir primera a la pista. Pese a que se notó la presencia de numerosos suplentes (que empieza a ser un problema habitual para casi todas las comparsas, en virtud de que muchos de los integrantes estudian fuera de Gualeguaychú) y eso afectó a algunas escuadras en cuanto a la coordinación -lo que venía siendo una obsesión de los organizadores, en cuanto a su cuidado-, igual hubo un buen desarrollo.

El trabajo coreográfico funcionó acertadamente, al igual que la puesta en escena. Incluso, salvaron con profesionalismo el pequeño percance que tuvo la carroza de las brujas a escasos 30 metros del primer palco de jurados, cuando tuvieron que hacer bajar a una de las chicas de la parte superior, porque corría peligro de quebrarse la estructura en la que estaba. La joven bajó asistida por personal policial y de bomberos y de inmediato se incorporó a una escuadra, para continuar bailando. Noche a noche, Marí Marí ha demostrado que el trabajo expuesto en este 2011, con Fobo y la pesadilla, a partir de la creatividad de Adrián Butteri, es sin dudas el mejor de los últimos diez años en el Carnaval del país. Habrá que ver si el diversificado jurado entiende lo mismo. Más allá de la acertada puesta en escena en general, más el agregado de algunas individualidades que se destacan –como el caso del actor rosarino Titi Ricciuto, en su rol de Fobo; de Gervasio Larrivey, como vampiro; de Estefanía Rivas o de Anelisse Di Santo, que finalmente encontró su lugar en la estructura y viene brillando en las dos últimas noches-, un párrafo aparte se merece el excelente trabajo de la banda de Martín Irigoyen, en coordinación con la batucada de Mauro Andrada y la coreografía de Jorgelina Balerdi.

Pasadas las 0.40 Ara yeví dijo presente y de inmediato rompió con ese karma de la “segunda comparsa” que casi siempre agarra algo cansado al público, después de desatar su alegría carnavalera con la primera representación. Siempre pasó así, en cada noche y con las diferentes comparsas. Algo tuvo que ver el intenso ritmo que le impuso Titi Pauletti a su banda -considerada la mejor paga de esta edición y seguro que se lo merecen, al igual que sus rivales de Central Entrerriano-, quienes no dudaron en aplicaron una estrategia para no dejar descansar al público. Claro que Ara yeví viene aplicando -en especial en las últimas noches- la entrega de souvenires que ayudan, tal como siempre lo hacía O’ Bahía previo a su paso. A los fuegos de artificio -que lo realiza desde la primera noche- sumó el regalo previo de vinchas o pequeños plásticos inflables, que la gente acepta gustosa y participa de inmediato. Lamentablemente, salvo escasas escuadras, que vienen realizando un acertado trabajo coreográfico, Ara yeví apuesta demasiado a sus invidualidades, en este “Talán talán, a clases que es carnaval”.

Nadie duda, a esta altura, que Joel Rocha, pasó a ser una de las máximas figuras de la edición 2011 del Carnaval del país, a partir de ese creativo trabajo que realiza con la comisión de frente, en esa histriónica maestra de grado que se divierte con sus alumnos, más allá de sus travesuras. Pero después se observan ciertos baches, que van siendo suplidos con sus figuras individuales, salvo honrosas excepciones en determinadas escuadras. No obstante, Ara yeví volvió a demostrar que está para pelear por un nuevo título y nadie duda que lo hará hasta el último minuto. Lo que más creció en estos últimos sábados fue la banda que lidera Pauletti. El sábado pasado le agregó una pequeña acordeón al grupo, por lo cual cuando realizan el ya pegadizo malambo/chamarra/chacarera, por el que piden “palmas y más palmas”, el intérprete se luce cuando la voz del loco director de orquesta (el siempre ocurrente Danilo Praderio, otro muy buen actor gualeguaychuense, de esos que siguen peleando por el afianzamiento del teatro independiente en la ciudad) reclama por la inserción de dicho instrumento en la melodía. Lo saliente de anoche fue la incorporación de Verónica Vidan, una conocida bailarina de tango capitalina -fundamentalmente por la tarea conjunta que hace con Carlos Copello-, quien mostró sus habilidades con las boleadoras y se lució ante el palco del primer jurado, llevándose una merecida ovación. La otra aprobación unánime del público fue, como noche a noche, para Emilce Parga y la batucada de Ara yeví, que conduce Leonel Stefani, que en los últimos sábados amplió su espectáculo, incorporándole otros instrumentos de percusión y que el año pasado le dieron buen resultado a Papelitos.

Lo extraño del caso fue que cuando recién había comenzado a desarrollar su show la batucada de Ara yeví (iba en el minuto 71), a la vez comenzó a sonar la banda de Kamarr, como buscando arrancar también en el Corsódromo, pese a que a los últimos campeones le restaban más de 200 metros para llegar a la bandera de llegada. Nunca había ocurrido una situación similar y quizás se entiende en el marco de la competencia y de las chicanas carnavaleras que existieron en estas noches. Pese a que, nuevamente, se retiró un 30% de los espectadores, los representantes del Centro Sirio Libanés hicieron una buena perfomance con su “Bravo Kamarr, teatro en carnaval”. El tema pegadizo de la banda de los hermanos Leuze nuevamente volvió a ser el eje convocante para el público, a quien les resulta difícil resistir la euforia y pasión que siempre transmite el animador del grupo, trepando a las barandas en cada tramo y generando el espontáneo aplauso.

Queda una semana para descansar, pero también para ajustar cada detalle, para el tramo final. No será fácil mantener el ritmo incesante de los 80 minutos reglamentarios que tiene cada comparsa (que siempre se vio superado por cada una de ellas), que serán 160 y con escasas horas de parate. Los que vienen serán días de mucha adrenalina, porque llega la hora de la definición. Y está en juego mucho dinero, pero también la continuidad o no de comparsas que pugnan por el trono.

GENTILEZA DE ANALISIS DIGITAL.

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